Una semana del centenario de Chuquicamata son muchos los hitos que pueden recordarse. Es que desde sus inicios las labores siempre estuvieron marcadas por estar desarrolladas en la mina a rajo abierto más grande del mundo (en 1928 obtuvo ese título), en que las dimensiones habituales crecían a escalas inimaginables obligando a una adaptación y a extremar los cuidados en las tareas.

Estas características distintivas hicieron que los logros en producción y desarrollo fueran verdaderas hazañas, porque todo se iba aprendiendo en el momento de la explotación y se iba perfeccionando en el camino, bajo la atenta vigilancia de profesionales norteamericanos llegados al país.

El éxito productivo obligó rápidamente a contar con un asentamiento humano. La cantidad de trabajadores crecía exponencialmente y los directos contratados necesitaba donde vivir. Fue así que paralelamente con la explotación mayor nació el campamento de Chuquicamata (18 de mayo de 1915), que en su época de máximo esplendor, en los años 50, llegó a albergara más de 100 mil habitantes. Distribuidos en poblaciones y villas de acuerdo al estrato o jerarquía que desempeñaban en faenas.

Para muchos un campamento que acrecentó la lucha de clases y para otros fue el lugar donde pudieron formar sus respectivas familias y crecer en comunidad, con las necesidades básicas satisfechas.

Quienes vivieron en el campamento lo recuerdan con cariño y hoy al encontrarlo deshabitado producto de la expansión minera la nostalgia los invade.

Esta semana estará plagada de actividades en que los chuquicamatinos, sus descendientes o antiguos visitantes tendrán la oportunidad de rememorar su vida en el campamento. De sus trabajos en la mina y todo lo que debieron sortear para salir adelante.

Será el momento de reencuentros para los supervivientes de este coloso minero, que está pronto a celebrar 100 años. La fiesta está preparada y no son pocos los que ya hicieron sus reservas para estar presente. Aseguran que no podían estar ausentes, porque están agradecidos de lo recibido en lo personal y también del legado para el país.